La hidratación es uno de los aspectos más importantes del rendimiento deportivo, pero muchas veces se pasa por alto hasta que ya es demasiado tarde y estamos sintiendo calambres, fatiga extrema o un bajón de energía. No basta con tomar agua solo cuando tienes sed, porque cuando eso sucede, ya estás en déficit. Así que, si quieres rendir al máximo, aquí van algunos consejos clave para mantenerte bien hidratado.
Antes de entrenar, es crucial asegurarte de que tu cuerpo ya cuenta con una buena reserva de líquidos. No esperes a estar en medio del ejercicio para empezar a beber. Un par de vasos de agua una hora antes de entrenar pueden marcar la diferencia entre una sesión fluida y una donde te sientas como un cactus en el desierto.
Durante el entrenamiento, la clave es beber en pequeñas cantidades, pero de forma constante. Si te pasas con demasiada agua de golpe, puedes terminar sintiéndote hinchado y con molestias estomacales. La mejor estrategia es tomar sorbos cada 15-20 minutos, especialmente si el entrenamiento es intenso o dura más de una hora.
No todo es agua. Si tu sesión de entrenamiento supera los 60 minutos o si sudas mucho, considera bebidas con electrolitos para reponer minerales clave como sodio, potasio y magnesio. Estas sustancias ayudan a evitar calambres y a mantener el equilibrio hídrico del cuerpo. Pero ojo, no todas las bebidas deportivas son iguales, evita las que tienen demasiada azúcar y opta por opciones más naturales.
Antes de entrenar, es crucial asegurarte de que tu cuerpo ya cuenta con una buena reserva de líquidos. No esperes a estar en medio del ejercicio para empezar a beber. Un par de vasos de agua una hora antes de entrenar pueden marcar la diferencia entre una sesión fluida y una donde te sientas como un cactus en el desierto.
Fit Life Vision
Después del ejercicio, la hidratación no termina. Es importante reponer el líquido perdido y una buena forma de saber cuánto necesitas es pesarte antes y después del entrenamiento. Por cada kilo perdido, se recomienda beber alrededor de un litro de agua. Además, incluir alimentos ricos en agua como sandía, pepino o naranjas también puede ayudar a la recuperación.
No esperes a sentir sed para beber agua. La sed es una señal tardía de deshidratación, así que lo mejor es acostumbrarte a beber líquidos a lo largo del día. Tener siempre una botella de agua a la mano te ayudará a recordarlo sin necesidad de un esfuerzo consciente.
Ten cuidado con la cafeína y el alcohol. Aunque una taza de café antes de entrenar puede darte un buen empujón de energía, el exceso de cafeína puede provocar deshidratación. Lo mismo ocurre con el alcohol, que además de afectar tu recuperación muscular, interfiere con el equilibrio de líquidos en el cuerpo.
Cada cuerpo es diferente, así que escucha las señales del tuyo. Si notas que tu orina es demasiado oscura, es una clara señal de que necesitas más líquidos. Lo ideal es que tenga un tono amarillo claro, lo que indica una hidratación adecuada.
La hidratación es más que solo tomar agua cuando tienes sed, es un hábito clave para mejorar tu rendimiento, evitar lesiones y sentirte bien en cada entrenamiento. Así que mantente hidratado y dale a tu cuerpo lo que necesita para rendir al máximo. ¡Tu desempeño deportivo te lo agradecerá!